Blue Velvet (David Lynch, 1986)






Después de la experiencia frustrante de Dune (1984), David Lynch acomete una película en cierto sentido clásica, con todos los tópicos del cine negro: un joven universitario (Kyle MacLachlan) vuelve a Lumberton para manejar la ferretería de su padre luego de que este sufriera un infarto. En ese regreso, encontrará en un descampado una oreja que entregará al jefe de la policía cuya hija (Laura Dern) será quien anime al joven a resolver el origen de esa oreja. La punta del ovillo es Dorothy Valens (Isabelle Rossellini), una cantante dominada por Frank Booth (Dennis Hopper), el desquiciado secuestrador de su hijo y de su marido cuyo brotes de violencia detonan un placer masoquista en la cantante. El conflicto nacerá cuando el joven universitario entable una relación con la cantante, Frank lo descubra y se desate un castigo desmesurado que involucrará a todos los personajes.












Vista hoy, Blue Velvet se puede ver como el embrión gestante de los temas que Lynch explotaría posteriormente: el pueblo chico (Lumberton) donde nada malo ocurre pero apenas se despeja la maleza se descubre un submundo viscoso; el amor como falso antídoto (o por lo menos insuficiente) a la maldad del mundo y el Mal Absoluto condensado en un personaje que fascina por su extravagancia. En cuanto al estilo, a la atmósfera industrial de Eraserhead (1972) y las imágenes distorsionadas de The Elephant Man, le suma un montaje cortante, casi quirúrgico, verdaderos microclimas dentro de la escena, que perfeccionaría en Wild at Heart (1990) para abandonarlo definitivamente tras Lost Highway (1996) y una banda de sonido que remite a Dune pero ya con la insustituible y satisfactoria colaboración de Angelo Badalamenti en las partituras (a quien filma detrás del piano en uno las representaciones de Dorothy Valens).





Blue Velvet maravilló en 1986 y confirmó a Lynch como un director de culto además de posible continuador de la generación anterior que revitalizó la industria del cine en los '70. Después de todo, Blue Velvet es un policial detectivesco, donde los personajes principales son jóvenes de clase media (algo que por aquellos años era obligatorio tras Back to the future (Robert Zemeckis, 1985)  o The Breakfast Club (John Hughes, 1985), los malos asemejan a una pandilla un poco más pesada que la de Streets of fire (Walter Hill, 1984), la atmósfera de la historia parece sacada del cine negro de los '50 y el sexo es heredero del cine de los '70.Un cóctel efectivo pero que dentro de la filmografía de Lynch envejeció rápido.


Aún así, es una experiencia inolvidable.


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