Frankie and Johnny (Garry Marshall, 1991)

 

Después del inesperado éxito con Pretty Woman (1989), Gary Marshall filma otra historia romántica pero esta vez sin edulcorado empaste que rellenaba la película con Julia Roberts y Richard Gere.  













Esta vez serán Frankie (Michelle Pfeiffer), una camarera, y Johnny (Al Pacino), un ex-convicto, a quienes el destino unirá en el restaurante griego regenteado por un impecable Héctor Elizondo. Sin embargo, Frankie and Johnny no es tanto una historia de amor como una mirada sobre el paso de los años y el miedo a la soledad. Johnny representa la desesperación por el tiempo que se acaba pero las mujeres asumen una actitud no tan explícita: fabricando una coraza casi inexpugnable (Frankie), resignándose al sexo casual sin compromisos (Cora, Kate Nelligan) o negando el sexo, la  pareja o cualquier contacto humano (Nedda, Jane Morris). La desesperación masculina de Johnny en contraste con la serenidad femenina  de Frankie parece surgida de una película de Marco Ferreri. Marshall parece coincidir con el gran director italiano que la mujer puede adaptarse mejor a las distintas situaciones de la vida y ser más resistente.


Pero para mostrar la vulnerabilidad de los personajes, Garry Marshall decide hacer foco en sus miradas.Y es  aquí donde Pfeiffer se destaca por sobre Pacino. Si bien la química entre ellos funciona, Pfeiffer neutraliza los desbordes de un Pacino (que no se priva de exagerar nada) con una mirada sombría pero aún esperanzada sin caer en una falsa ingenuidad.




Frankie y Johnny y sus personajes maduros en busca de una segunda oportunidad en medio de una ciudad solitaria como Nueva York se despega de la media de películas románticas. Tal vez tenga escenas innecesarias debido al esfuerzo por salir del corset teatral en el cual se basa el guión de la película; pero, igualmente, es un clásico de los '90.

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