Interestellar (Christopher Nolan, 2014)




Un campesino (Matthew McConaughey) termina siendo partícipe de un proyecto ultrasecreto de la NASA después de que su hija y él codificaran extraños mensajes que deja "un fantasma" en la biblioteca de la casa.

 








Interestellar tiene un comienzo interesante que la emparenta tanto con Señales (Signs, M. Night Shyamalan, 2002) pero en especial con Encuentros Cercanos del Tercer Tipo (Close encounters of the third Kind, Steven Spielberg, 1977) para luego despegar y transformarse en una aventura de ciencia ficción. El problema que para Nolan la aventura por la aventura misma no le alcanza y necesita emparentarse también con 2001, odisea del espacio (2001, A Space Oddisey, Stanley Kubrick, 1968). Pero donde Kubrick dejaba espacios en blanco que el espectador debía rellenar, Nolan explícita y al explicitar la trama comienza a dar tumbos y cuanto más explica más se embrolla y cuanto más se embrolla más suponemos que la resolución será  tan complicada como los diálogos que los tripulantes de la nave intercambian antes de atravesar el agujero negro temporal que podrá llevarlos a un nuevo hogar para la agonizante tierra. 



Pero cuando la información científica se transforma en un manual engorroso de física, astronomía y cuántica, Nolan vuelve a la aventura y aparece el malo de turno en la piel de Matt Dammon, un papel  que hubiera funcionado si la película no fuera pretenciosa y se hubiera decidido a divertir nada más. Lo mismo con el romance (no tan subrayado pero latente) entre Anne Hathaway y McConaughey que es traído de los pelos solamente porque hay una sola mujer en la tripulación y, claro, debe enamorarse del protagonista. Lo cual no estaría mal si Nolan no quisiera pasar por profundo.



Después de casi tres horas (eso sí, no se sienten), comenzamos a palpitar la resolución de la película. Y la resolución no es complicada. Pero tampoco sencilla. Es simplemente ridícula. Nolan desbarranca con el pobre de McConaughey suspendido en una cuarta o quinta dimensión intentando darle un poco de dignidad a su personaje en un remate que es todo lo contrario a lo interesante de los primeros minutos.



Si no fuera por algunos momentos rescatables (en especial cuando juega con el sonido en el espacio) y por el placer de ver a Michael Caine en la pantalla, esta sería una película al cohete.



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