Cloud Atlas (Tom Tykwer, Lana Wachowski, Lily Wachowski, 2012)

 



Seis historias, con años y siglos de diferencia entre sí, contadas en paralelo durante casi tres horas. 



Varias cosas llaman la atención: 














El reparto. Que un actor caracterice varios personajes en una misma película no es novedad (Peter Sellers en la insufrible Dr. Strangelove (Stanley Kubrick, 1964), Alec Guiness en Kind Hearts and Coronets (Robert Hamer, 1949), por ejemplo), pero que varios actores interpreten a varios personajes en una misma película sí llama la atención. Tom Hanks, Jim Broadbent, Susan Sarandon, Hugo Weaving, Halle Berry, Hugh Grant se multiplican sin motivos con maquillajes grotescos algunos (Hugh Grant) o ridículos otros (Susan Sarandon). Incluso con personajes totalmente prescindibles. Susan Sarandon es quizá el ejemplo más claro: sus intervenciones son risibles (la chamán), decorativas (la esposa de un clérigo) o la nada misma (el viejo amor del editor interpretado por Jim Broadbent). Algo similar ocurre con Hugh Grant, aunque su intervenciones tienen más peso. ¿Desmesurado ego de los realizadores? Puede ser.




El guión. ¿Era necesario narrar cuatro historias con estructura de de best-seller cuando podrían ser perfectamente cuatro películas independientes? La película parece responder que no, más allá las forzadas conexiones que el guión intenta unir para justificar la elección. 








La intención y el resultado. Y si era necesario contar las cuatro historias en paralelo, ¿por qué elegir un ritmo frenético para todas las historias y terminar siendo una película tan profunda como un charco de agua cuando la intención, a todas luces, era la de reflexionar sobre la condición humana? No hay un sólo momento donde la película se detenga para, por lo menos, tomar aire. Por eso no funciona ni la historia del muchacho cargando una importante documentación en un barco, ni la de la revolucionaria siendo interrogada en un futuro no muy lejano, ni la del editor, ni la de la periodista, ni la del futuro post-apocaliptico. Todos los personajes son juguetes movidos por tres niños entusiasmados con jugar y no tanto con el juego.




La valoración. Con todo, esto, y aunque suene descabellado, estamos ante la presencia de un retorcido cine de autor. Se nota la pasión en lo que se cuenta. Algo parecido a la pasión de Coppolla en filmar Apocalyse Now! o Herzog Fitzcarraldo, dos películas  también desmesuradas











Ni por lejos Cloud Atlas es una buena película, no obstante merece ser vista por lo menos una vez. Es desmesurada, pretenciosa, antojadiza, pero, en especial, honesta, lo que no es poco.

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