We need to talk about Kevin (Lynne Ramsay, 2010)


Eva (Tilda Swinton), una mujer con una vida libre, queda embarazada de Franklin (John C. Reilly) y da a luz a Kevin (Rock Duer/Jasper Newell/Ezra Miller). Durante los primeros años de infancia, Kevin comienza a comportarse de manera extraña, confrontativa, violenta en cierto punto, con Eva, quien poco a poco se doblegará ante su hijo En la adolescencia, este comportamiento se acentuará para desembocar en una tragedia familiar irreversible.






La película narra el padecimiento de Eva cuando desborda por el ininterrumpido llanto del bebé Kevin apenas nacido, después por la falta de reacción de su hijo ante el estímulo de ella y finalmente (y esto va a seguir hasta el final de la película) por una relación tirana de Kevin sobre ella y el distanciamiento de ella como madre. Es evidente que la película decide encontrar en la crianza de Kevin el origen de su personalidad psicópata. Para esto, recurre a la manipulación burda: el padre de Kevin aparece y desaparece según convenga a la trama,  Kevin solamente se relaciona con su familia (no hay amigos, ni compañeros de colegio, ni colegio); Eva no se relaciona con ningún otro adulto que no sea su esposo (no tiene amigas, ni vecinas, ni siquiera un familiar). La familia está aislada. Y esto ocurre porque si algo o alguien ajeno interfiere (como sí ocurre al principio pero porque le conviene a la trama) tendríamos una mirada externa que obligaría a plantearnos cuestiones que la película no quiere que nos planteamos. Cuando finalmente la tragedia aparece en la película, hay un epílogo que, otra vez, manipula al espectador pero esta vez para tranquilizarlo al sugerir que Kevin terminará cambiando gracias a la abnegación de la madre. 



Película tan tramposa como conservadora (deja bastante en claro que un hijo como Kevin es el castigo de Eva por desear mantener una vida libre e independiente), pero con una construcción  hábil. Si no fuera por este envoltorio vistoso, la manera efectiva de narrar, la notable dirección de actores para los primeros años de Kevin y la maravillosa actuación de Tilda Swinton, uno sería menos permeable a la manipulación  de una película que castiga a una mujer por seguir siendo quien era ante de convertirse en madre.

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