O brother! Where art thou? (Joel Coen, 2000)

 

Después de dos joyas seguidas como Barton Fink y Miller's Crossing, los Coen se dedicaron a crear personajes sin alma que rozan la estupidez (Tim Robbins en The Hudsucker Proxy, Frances McDormand en Fargo, Jeff Bridges en The Big Lebowski) que en las películas funcionan como elemento gracioso pero a partir de una mirada superior y burlona. O brother! Where art thou? continúa con esta tónica. 











Si no fuera por la dedicación de John Turturro y George Clooney (y el gran aporte de John Goodman), la película sería más insípida de lo que es. La historia de tres evadidos que atraviesan el sur estadounidense en pos de un botín avanza en una línea recta y plana como el electrocardiograma de un muerto. El trío de O brother! Where art thou? tiene tres niveles de patetismo: un nivel alto, casi infradotado (Delmar interpretado por Tim Blake Nelson), uno medio e histérico (el Pete de John Turturro) y uno bajo pero simpático (el Everett de George Clooney). Y como seres patéticos merecen la humillación constante: la de vendedor de Biblias que interpreta John Goodman (un momento inexplicable por donde se lo mire) o la de las hijas y la mujer de Everett (Holly Hunter). Para Pete la humillación va a ser más física y por partida doble.



Solamente durante la secuencia del recital, los Coen les permiten a sus personajes tener un instante de felicidad genuina. Y esto pasa porque Clooney y Turturro se dedican a payasear; algo que le inyecta vida a una película que hasta ese momento es pura acumulación de situaciones insípidas. Pero esa tenue felicidad  es solamente para que tenga efecto la secuencia posterior donde correrá peligro la vida de los cuatro protagonistas (hay un guitarrista que hizo un pacto con el diablo para tocar mejor y que se cuela en el trío de la manera más superficial posible) y solamente una intervención divina podría salvarlos. 



El cine de los Coen perdió interés cuando comenzaron a confundir comedia o cine cómico con poner a un imbécil en acción para burlarse de él por un rato hasta que le dan una recompensa para hacerlo sentir bien. Entonces Tim Robbins es un imbécil con una sola idea genial pero simple y exitosa, Frances McDormand es una policía imbécil que soluciona el crimen únicamente porque su imbecilidad la hace ir en línea recta hacia la resolución del delito y Jeff Bridges es un imbécil con carisma pero sin dejar de ser un imbécil. ¡Qué lejos están aquellos tiempos de Raising Arizona o Simple Blood cuando los Coen querían a sus personajes a pesar de que eran unos perdedores! Hoy los despreciarían.

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