Secret ceremony (Joseph Losey, 1968)

 
















Joseph Losey tuvo su cuarto de hora a mediados de los '60 con películas de corte psicológico que gracias a los pulidos guiones de Harold Pinter disimulaban un poco lo engorroso de la puesta en escena.  Accident (1967) es una muy buena muestra de esto.







Secret Ceremony insiste en estos rasgos pero esta vez no está Harold Pinter en el guión sino George Tabori y sólo queda la errática pericia de Losey para contar la historia de Leonora (Elizabeth Taylor) quien rumbo al cementerio para visitar la tumba de su hija conoce a Cenci (Mia Farrow) una joven que la confunde con su madre. Leonora seguirá a Cenci hasta la casa donde vive y desentrañará el comportamiento extraño de la joven que vive sola y solamente es visitada por dos tías (Peggy Ashcroft y Pamela Brown) y un misterioso hombre (Robert Mitchum) que la acosa.



La película avanza en un pantanoso intento de explicar la relación de ambas mujeres como un juego de reflejos distorsionados pero tropieza con sus propios pliegues que el montaje pretende clarificar (las pastillas que aparecen y desaparecen es un ejemplo; el díalogo entre las tías y Alberto en el cementerio). Durante el desenlace, la edición agrega más desconcierto cuando intenta alterar la interpretación de lo que se vio hasta el momento en pos de insuflarle un tono bergmaniano a una historia cuyo interés se fue diluyendo desde los primeros minutos.




Tanto Elizabeth Taylor como Mia Farrow parecen dejadas a su suerte a pesar del esfuerzo de ambas en dar una interpretación intensa. Sin embargo, esa intensidad no es acompañada por la puesta en escena y sólo genera distanciamiento para sus personajes. El único que sale indemne de este naufragio es Robet Mitchum. A pesar de que su personaje (Albert) es solamente decorativo, el actor se las ingenia para trasmitir cinismo, amenaza y resignación con solo un par de intervenciones. Por cierto, desaparece de la película tan inexplicablemente como apareció.


En resumidas cuentas, un film que presume de psicológico pero sólo aporta desconcierto.

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