Tim (Michael Pate, 1979)















Mujer cuarentona y formal se relaciona con joven de 24 años.













El desgano con el que está narrada la película es sólo comparable con su confusión: Tim (Mel Gibson) aparentemente es un muchacho con pocas luces que se adivina con un problema madurativo que vive con sus padres y su hermana  Y se adivina porque Michael Pate hipersexualiza a Tim: en muy pocos momentos parece un chico con problemas de retraso y en la mayoría hay un atmósfera de sensualidad inequívoca . El objetivo, claro, es justificar la atracción de Mary Horton (Piper Laurie) por Tim; pero si Tim está hipersexualizado, Mary es todo lo contrario. Para Mary, enamorarse de Tim no representa ningún conflicto interno; es casi como si hubiera adoptado una mascota. Y eso no es por una característica del personaje, sino por la mala construcción desde el guión. Hay que reconocer que Piper Laurie le da cierta dignidad a su personaje pero no llega a salvarlo de la indiferencia.


Lo mismo ocurre con el personaje de Gibson. Lo ambiguo de la personalidad de Tim  no genera empatía. La diferencia con el de Mary Horton es que Gibson no puede darle a Tim el toque de dignidad que Piper Laurie logra y termina reduciendo su personaje a una especie de exhibición de sus atributos físicos.





Pero como si todo esto fuera poco, también la puesta en escena de la película es televisiva, con planos cortos, incluso fundidos a negro que parecieran anticipar cortes comerciales. Esto no sería del todo malo si Pate se hubiera decidido a que sus personajes no fueran únicamente una representación en carne y hueso de aquellos de la novela en la cual se basa la película. Pero no, eligió el camino del vacío total y terminó realizado un verdadero bodrio televisivo.

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