1492 Conquest of Paradise (Ridley Scott, 1992)

 














A esta película hay que verla dejando de lado la imagen nociva de Cristobal Colón. Es decir, mirarla como una película sobre un marino cualquiera que emprende un desafío para demostrar que se puede llegar a otro continente en menos tiempo que los establecidos hasta ese momento.




Aunque Ridley Scott plantea la película de esa manera (supongo que para no profundizar en los puntos oscuros de Colón) no evita los comentarios sobre la España conquistadora o el tráfico de esclavos que Colón se plantea como alternativa si no funciona la conquista de un nuevo territorio.







Pero más allá de la pericia de Ridley Scott en introducir estos comentarios en una película que no derrocha espectacularidad pero que tampoco la elude (además de tener ciertos puntos de contacto estético con The Mission (1986) de Roland Joffé), el relato se sostiene en la formidable interpretación de Gérard Depardieu como un Cristobal Colón tan ambicioso como soñador pero un perdedor a la larga; un fracasado en la sociedad que decidió formalizar junto a los aborígenes justamente por imponer una cultura ajena sin respetar a la de los conquistados. 


Por supuesto, la película no está pergeñada para derrumbar la imagen del conquistador pero tampoco para enaltecerla: simplemente se lo quiere tomar como un personaje aventurero que luchó a brazo partido para lograr sus objetivos, aún a riesgo de su vida. Es un Cristobal Colón puramente de ficción. De hecho, a Ridley Scott no le interesa mostrarlo como un héroe. Y Depardieu también lo entiende así. Ambos dejan en claro que Colón es un personaje que fracasó por lo desmesurado de su ambición. Esa postura, más algunos apuntes sobre las relaciones homosexuales en las carabelas y la violenta resistencia de los pueblos invadidos hacia los conquistadores, es lo rescatable de una película que podría haber sido totalmente insulsa.

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