Matador (Pedro Almodóvar, 1986)
María (Assumpta Serna), una abogada, y Diego (Nacho Martínez), un torero retirado, son dos amantes de Tanatos que finalmente se encuentran para celebrar la muerte. En el medio, Ángel (Antonio Banderas), alumno del torero, con un complejo de culpa que lo hace asumir todo asesinato que de vueltas por ahí, terminará siendo protegido de un comisario (Eusebio Poncela) quien reprime una atracción hacia él mientras lo toma como un nexo para resolver el posible homicidio de dos alumnas de Diego.
Desde el inicio, Almodóvar teje una película densa insertando momentos gore de películas españolas que le sirven a Diego como estímulo para masturbarse mientras vemos a María seduciendo a un joven a quien terminará matando mientras tienen sexo. Los pocos momentos de humor están a cargo de Ángel con su dominante madre Berta (Julieta Serrano) y de Pilar (Chus Lampreave) con su hija Eva (Eva Cobo), una modelo que es novia de Diego. Una vez que estos momentos se diluyen, el tono de la película se oscurece y se centra en la relación cada vez más incómoda entre Diego y María. La habilidad de Almodóvar en darnos a conocer desde el principio las inclinaciones de María y descubrir de a poco las de Diego (aunque el inicio lo anticipa sutilmente) logra que tengamos empatía por esas dos personas que inevitablemente deben terminar juntas al ser tal para cual. No importa lo que sabemos de María ni la pétrea (casi mórbida) humanidad de Diego: los dos están atados por una pasión que los atrae tanto como los atemoriza. De hecho, la película podría sostenerse por sí sola con la relación entre el torero y la abogada; pero Almodóvar no parece querer arriesgarse al tono denso y busca oxígeno en la relación Comisario (Eusebio Poncela)-Ángel.
El final es de una agridulce tragedia; tan anómala y atractiva como el eclipse que encanta a los personajes.
La madurez que Almodóvar anticipaba en ¿Qué he hecho yo para merecer esto? (1984) se consolida en Matador, logra esquivar la provocación adolescente que lastraba sus historias anteriores y a la vez prueba con un relato melodramático y trágico con personajes extremos. Estas cualidades abrirían justificadas expectativas sobre su futuro como realizador que no pudieron ser confirmadas por su filmografía posterior.
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