Class (Lewis John Carlino, 1983)

 

Extraña y algo efectiva mezcla de The Graduated (Mike Nichols, 1967),  Summer of '42 (Robert Mulligan, 1971) y hasta Madame Bovary de Flaubert.

Jonathan (Andrew McCarthy) ingresa a una escuela pudiente con la intención de usarla como trampolín para llegar a Harvard, allí conocerá a Skip (Rob Lowe) un adinerado y extrovertido estudiante que después de un intercambio de bromas pesadas terminarán siendo su amigo. Tras un accidentado encuentro con los directivos de una escuela de señoritas para organizar un baile, Jonatahan es castigado con la prohibición de por vida de asistir a esos eventos y Skip le aconseja que vaya a un bar en Chicago para conseguir una chica.Tras dudarlo, Jonathan finalmente va al bar y será seducido por Ellen (Jacqueline Bisset), una mujer que ronda los cuarenta, con la cual tiene sexo durante todo ese fin de semana largo. Jonathan se enamora de la mujer, la mujer se siente cómoda con Jonathan (a quien cree mayor) hasta que ella descubre que en realidad es un adolescente y lo abandona. Deprimido por el abandono, Skipe lo invita a su mansión para levantarle el ánimo. Y es allí donde Jonathan descubre que Ellen es la madre de Skip.

Filmada sin mucho aspaviento, casi como un cortometraje, el devenir de la película está hábilmente construido para evitar el lugar común: en un momento, el relato deja a Ellen en segundo plano detrás de una insólita investigación en el colegio para encontrar fraudes en los exámenes de ingreso. La única referencia al personaje es cuando comienza a acosar a Jonathan por teléfono. Esta decisión logra mostrar la fragilidad emocional de Ellen y anticipa (y atenúa) el desenlace dramático para algunos y risueño para otros según la edad. Si bien el final acomoda los tantos un poco a la fuerza y rápidamente, se ajusta al tono menor que acompaña el interés adolescente (marihuana, sexo, alcohol, cartas, chicas) en contraste con el deterioro conyugal/adulto del matrimonio Ellen-Burroughs (Cliff Robertson). El cierre del personaje de Ellen es efectivo para no estirar la película sin necesidad.

Class es un clásico ochentoso menor pero gratificante en parte gracias al erotismo que despliega Jacqueline Bissett en su último gran protagónico (que intuyo lo pensó más dramático de lo que finalmente resultó) y por otro lado por ser el primer rol de algunas futuras estrellas como John Cusack, Virginia Madsen o Lolita Davidovich; pero también porque esquiva todo el tiempo la mirada adulta. Una decisión acertada en este caso.