Tea with Mussolini (Franco Zeffirelli, 1999)

 











Por lo general, la filmografía de Franco Zeffirelli es receptiva de alabanzas desmedidas tal vez porque su habilidad para elegir temas dramáticos y una atendible mirada sobre lo popular disimulan su puesta en escena casi televisiva.







Tea with Mussolini cuenta la historia de Luca (Charlie Lucas), un hijo extramatrimonial que es cuidado por Mary (Joan Plowrigth) y un grupo de mujeres de confusa relación entre sí -Lady Hester (Maggie Smith), Elsa (Cher), Georie (Lily Tomlin), Arabella (Judi Dench)- que luego de será mandado fuera de Italia a estudiar y regresará en plena Segunda Guerra Mundial con una Italia persiguiendo a ingleses y norteamericanos.




A partir de ahí la película roza lo inverosímil: las mujeres son encerradas en una cárcel y luego puestas en un hotel gracias a los sobornos de Elsa, de donde pondrán salir y entrar sin problemas a pesar de estar presas. Tampoco se entiende mucho si el personaje de Elsa es dejada en la ruina por un amante ocasional y cómo hace para seguir pagando el soborno del hotel en donde están presas.




Pero más allá de esto, la película es casi una fantasía como el cuento que le relata Benigni a su hijo en La vita é bella (Roberto Benigni, 1997). El grupo de mujeres luce irracional y parece no medir las consecuencias de sus actos (el momento que defienden una iglesia es tan ilógico como incomprensible) y los partisanos parecen sacados de una edulcorada visión infantil de Cinema Paradiso (Giusseppe Tornatore, 1988). Aún así, la película no fastidia porque nunca intenta abandonar ese tono ingenuo y logra pasar por inofensiva.

En definitiva, ni chicha ni limonada.

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