Sympathy for the devil (Jean Luc Godard, 1968)














Mientras los Rolling Stones en un estudio de grabacion van puliendo la canción que da título a la película, Godard aprovecha para hacer filmarlos con muchas elegancia mientras intercala una/unas/varias/múltiples lecturas de esos años finales y convulsionados de la década del sesenta.







La lucha armada, la reivindicación de los negros, el rol del cine, de la literatura, de las personalidades con peso en la sociedad, la intromisión de EEUU en la política interna de cada país, la presión social sobre los derechos individuales, el nazismo vigente camuflado detrás de la cierta cultura snob, el sexismo, el chauvinismo, el machismo, el sometimiento a la mujer y varios items más que se entretejen en viñetas que van desde la parodia a la tragedia.



Godard es tan vital y contundente en sus ideas que transforma a los Rolling Stones en personajes de su película. La transformación de una de las canciones emblemas de la banda (desde su insólita primera versión hasta la que quedó) es una metáfora del cambio del mundo. Godard parece decirnos que se puede construir a partir del caos; pero para esto hace falta la lucha armada, romper con los medios e independizarse del american way of life.



Conflictiva desde su concepción (hay otra versión -la del productor- que logró enfadar a Godard al punto de boicotear su propio film) esta película todavía sigue sacudiendo las neuronas a puro arsenal cinematográfico. Godard es más grande que los Rolling Stones.


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