Dancer in the dark (Lars von Trier, 2000)

 














Selma (Bjork), se está quedando ciega y para colmo trabaja en una fábrica donde corre riesgo su cuerpo al manipular maquinarias pesadas. Su hijo también se está quedando ciego y Selma ahorra casi todo su sueldo para operar al muchacho.Tanto en la fábrica como en su pretensión de tener el protagonismo de una puesta escena amateur de The Sound Of Music es ayudada por Kathy (Catherine Deneuve) quien prácticamente vela por Selma todas las horas del día. Fuera de las horas laborales Selma es ayudada por Bill (David Morse) -un policía con problemas de deudas- y su mujer Linda (Cara Seymour) quienes le alquilan una casa. Cuando Bill sepa que Selma guarda el dinero para la operación de su hijo, le pedirá prestado para saldar una deuda grande, a lo que Selma se negará y Bill terminará robando el dinero. Cuando Selma se lo vaya a reclamar, Bill inventará que Selma le quiso robar y Selma terminará baleando accidentalmente a Bill.


Si todo lo anterior parece una burla sádica, lo que viene después es insoportable. Lars von Trier no busca estimular el sadismo y morbo del espectador al estilo Gaspar Noé, sino que le interesa maltratar a un personaje ya dañado -además de la ceguera (de ambigua severidad según los momentos de la película), también Selma tiene un retraso mental- únicamente con el fin de estimular la lástima o piedad.  Todo el via crucis que sufrirá Selma luego de balear a Bill será como castigo (no se me ocurre mejor término) por ser ciega y retardada. Lars von Trier no le permite a Selma ni un momento de felicidad, ni siquiera cuando Jeff (Peter Stormare), también alguien con un notorio retraso, esté dispuesto a formalizar una relación con ella.


El martirio de Selma (que sólo von Trier sabe para qué lo filmó) no le cambia nada a nadie: no causa lástima, ni pena, ni indignación (salvo con el director), porque el artificio es tan pornográfico que provoca distanciamiento más que empatía (el momento que Selma balea a Bill es de una inverosimilitud que mueve a risa y es por lejos lo más ridículo de una película llena de momentos ridículos). Ya von Trier había creado un personaje para que ser hostigado por más de dos horas en Breaking the waves (1996). También era mujer y también con cierto retraso mental. 





Y como si fuera poco, las canciones de Bjork son horribles (excepto la del final).




Un mamarracho olvidable.


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