The Funeral (Abel Ferrara, 1996)

Ferrara se mete con la mafia. Con la mafia clásica: italiana, conservadora y machista.  No necesita más que tres hermanos -Chez (Chris Penn),  Ray (Christopher Walken) y Johnny (Vincent Gallo)- para narrar la tragedia de una familia cuyo pilar invisible son las esposas de estos hermanos -respectivamente: Clara (Isabella Rossellini), Jean (Annabella Sciorra) y Helen (Gretchen Moll)- quienes soportan la falsa devoción de sus maridos (que pueden pasar sus noches con prostitutas), la violencia sorda hacia ellas (siempre al borde de lo físico) y el ninguneo en ese entorno en crisis.

Corre el año 1936. La historia comienza con la llegada de Johnny dentro de un ataúd, luego de ser asesinado de unos cuantos tiros a la salida de un cine luego de ver The Petrified Forest (Archie L. Mayo, 1936) un clásico con Humphrey Bogart. Mientras velan a Johnny en la casa de Ray, éste intentará averiguar quién mató a su hermano mientras Chez entrará en una crisis acumulada por años que explotará casi de manera literal. 

Ferrara estructura el relato en flashbacks que explican al personaje de Johnny (su simpatía por el comunismo, cierto desprecio por el negocio familiar, su cinefilia) y en conjunto a Ray y Chez (absorbidos por la imagen de un padre tan dominante como depresivo que termina por suicidarse) al mismo tiempo que avanza en tono mortuorio hacia la resolución del crimen y el futuro de la familia.

No es difícil pensar a The Funeral pudo como el germen para The Sopranos; no sólo porque actúan muchos que luego aparecerán en la serie (John Ventimiglia, Edie Falco, Annabella Sciorra) sino porque la mirada de la película se centra en lo doméstico aunque sin profundizarlo (Ray tiene dos hijos, la relación matrimonial de ambos hermanos), además de una sensación de fin de ciclo (mencionada con lucidez por las mujeres), donde los códigos mafiosos parecen arrebatos infantiles de hombres que jamás maduraron (algo que se ejemplifica en la relación con Gaspare (Benicio Del Toro).

El final de The Funeral es más pesimista y oscuro de lo que uno puede anticipar, aunque sí presentir durante el proceso de descomposición que narra la película y redondea otra gran obra de Ferrara. Un director tan contundente como su filmografía.