10 jours en or (Nicolas Brossette, 2012)












Un relato que podría haber desbarrancado a niveles empalagosos de manipulación termina siendo un producto noble y digerible.






Marc Bajau (Franck Dubosc), un pulcro vendedor de camisas a punto de quedarse sin trabajo. salva a Marie (Tatiana Rojo) de la persecución de migraciones. En agradecimiento, Marie lo cita en un hotel para agradecerle. Luego de dormir con ella, Marc se despierta y se da cuenta de que Marie lo ha dejado solo. Al terminar de vestirse, le falta un zapato y mientras lo busca encuentra una nota de Marie indicándole que puede encontrar el zapato en otra habitación del hotel. Creyendo que es parte de un juego de seducción, Marc se dirige a la habitación y allí está el zapato pero además Lucas (Mathis Touré) el hijo de la Marie al cual se ve obligado a cuidar mientras sigue la ruta hacia un religioso que lo podrá cuidar. En medio de este viaje, entrarán en escena Rufus (Pierre-Clement Roziere), un reciente viudo con tendencias suicidas que sobrevive haciendo de Papá Noel en un centro comercial y Julie (Marie Kremer), una joven trotamundos que acompañarán a Marc y Lucas en su propia búsqueda del destino.


En un tono absolutamente amable, sin evitar las vicisitudes del vivir (es muy crítica la mirada que tiene sobre la persecución a los inmigrantes ilegales y el trato que reciben), con una muy buena interpretación de Franck Dubosc, Nicolas Brossette llega a buen puerto porque no se propone más que contar un cuento sencillo sin subestimar al espectador con golpes bajos para forzar el llanto. Con estos detalles, 10 jours en or pasa por una película agradable que deja un buen recuerdo.

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