Drum Beat (Delmer Daves, 1954)

Un mito muy extendido durante los '70 afirmaba que los westerns menospreciaban a los indios al tiempo que ocultaban la verdad histórica. Una rápida recorrida por algunas realizaciones de Ford, Aldrich o Peckinpah dan por tierra con esa afirmación. Sin embargo, Drum Beat no hace más que afirmar ese mito. 

Johnny MacKay (Alan Ladd) es un cazador de indios retirado que se presenta ante el presidente Grant (Hayden Rorke) ofreciéndose para pacificar definitivamente el territorio que le han quitado a los indios. La llegada de Johnny comienza a generar malestar en la tribu encabezada por Manok (Anthony Caruso) y Captain Jack (Charles Bronson) quienes iniciarán por que sí una guerra de traiciones y asesinatos a mansalva para justificar después la masacre  que los blancos van a llevar a cabo. 

Drum Beat es una película cuyo guión va para un lado mientras la dirección va para el otro (aunque se hace difícil saber a cuál direccion apunta ambos): tiene un falsa mirada contemplativa que oculta su rabioso mensaje patriotero donde el indio es el enemigo y no la víctima de la conquista de su territorio. Es algo así como si hubieran filmado el guión de Fort Apache (John Ford, 1946) y lo hubieran dado vuelta. Alan Ladd, me temo, es uno de los problemas de esta decisión reaccionaria, porque su personaje no hace más que anticipar todo el tiempo que la traición de los indios es posible. Incluso tendrá una admiradora -Toby (Marisa Pavan)- cuya mirada es casi de devoción por el hombre blanco.

Pero si el transfondo es reaccionario, tampoco la fluidez ayuda a pasar el mal trago. Entre la solemnidad más pomposa hasta un desteñido tinte de tragedia, la película se aleja bastante de ser un buen exponente de un género mal entendido pero que películas como esta colabora con esa confusión.

Quizá el mito del western como manipulador de la historia norteamericana se haya basado en varias películas similares a esta y alimentó una mentira que, lamentablemente, las hizo creer como cierta.