Todo sobre mi madre (Pedro Almodóvar, 1999)

 






Manuela (Cecilia Roth) pierde a su hijo Esteban (Eloy Azorín) en un accidente de tránsito cuando este se empecina en esperar a la salida del teatro a su actriz favorita Huma Rojo (Marisa Paredes). Tras la muerte de su hijo, Manuela donará los órganos e irá tras el receptor. Como conocerlo no alivia su dolor, sino que lo empeora, volverá a su pueblo natal donde se reencontrará con amistades -Agrado (Antonia San Juan)-,  hará otras nuevas -La Hermana Rosa (Penélope Cruz)- y le comunicará al padre de su hijo -Mario (Carlos Lozano)- que su hijo ha muerto. En el medio, La Hermana Rosa quedará embarazada de un portador de HIV, aparecerá de nuevo Huma Rojo y Agrado triunfará en las tablas como monologuista.




Todo sobre mi madre es el non plus ultra de la necesidad almodovoriana de ser irreverente y exagerado sobre cualquier tema. En este caso, utiliza la muerte de un hijo para retorcer las historias al punto de la inverosimilitud y el desinterés. Pero lo más indignante es el uso de la muerte. Para Almodóvar, la muerte es sólo un recurso del guión para iniciar la historia y para terminarla. Los personajes de la película podrían pasar por las mismas situaciones sin la tragedia. Incluso el final de La Hermana Rosa parece innecesario (y de paso, su personaje también); pero ese final le sirve a Almodóvar para insuflarle gravedad a una película hueca, que está plagada de logros personales insólitos (Manuela como asistente de Huma, Agrado en el teatro) y que encima viene con milagro incluído por parte de La Hermana Rosa. 



Si la película fracasa como drama -género que Almodóvar intenta desde refundar desde Tacones Lejanos (1991)-, es en parte por una exagerada Cecilia Roth (que por momentos torna insoportable a su personaje) y también por Agrado que, por lejos, es lo que más ruido hace en la película al funcionar como una fuente de sabiduría a pesar de su superficialidad y su necesidad constante de la réplica graciosa en plan Chus Lampreave. También causa gracia involuntaria el encuentro de Mario con Manuela donde el ridículo campea durante todos esos minutos.


Punto más bajo y amarillista de la filmografía almodovoriana, significó no obstante un nuevo reconocimiento mundial para Almodóvar y consolidó su apellido como marca cinematográfica. Algo que el director buscaba desde el éxito de Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988). Esto provocará un desborde (casi) irrecuperable en sus películas posteriores.





Filmografía de Pedro Almodóvar hasta Todo sobre mi madre



1978- Folle... folle... fólleme Tim
1980-Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón
1982-Laberinto de pasiones
1983-Entre tinieblas
1984-¿Qué he hecho yo para merecer esto?
1986-Matador
1987-La ley del deseo
1988-Mujeres al borde de un ataque de nervios
1989-¡Átame!
1990-Tacones lejanos
1993-Kika
1995-La flor de mi secreto
1997- Carne trémula

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