Ms. 45 (Abel Ferrara, 1981)

 





Después de un par de películas casi amateurs y con mucha necesidad de hacer dinero (su primera película contiene imágenes de sexo explícito), Ferrara llega a filmar esta película que es una verdadera pesadilla urbana donde el director comienza a perfilar su estilo.






Thana (Zoe Lund), una chica muda que trabaja en un taller de costura, es violada dos veces de regreso a su departamento. La primera violación será en un callejón y la otra cuando llegue a su departamento y sea sorprendida por un sujeto que ingresó a robar. Thana asesinará al último violador y para ocultar el crimen lo descuartizará y repartirá sus partes entre tachos de basura, descampados, comidas para el perro de la casera y el resto quedará en la heladera. A partir de esta muerte, Thana se convertirá en una vengadora anónima que aniquilará a cuanto macho se le cruce por el camino, con excepción de uno que conoce en un bar (Jack Thibeau) que fue engañado por su mujer y al que le gana de mano suicidándose con el arma de Thana. El desquite tendrá su venganza final durante una fiesta de Noche de Brujas con los compañeros de trabajo -que tiene mucho de guiño a Carrie (Brian De Palma, 1976)- y con ella disfrazada de monja.


Casi sin diálogos, Ferrara construye esta película de tal manera que siempre sentimos empatía con Thana. Thana es una especie de vampiro justiciero que vaga por las noches amenazando al macho (es notable cómo la película muestra a los hombres como agresivos, aún en situaciones aparentemente inofensivas),  hasta que esa venganza torna en asesinatos sin justificación. En el momento en que Thana está dispuesta a matar a un chico solamente por haber estado besándose con su pareja, ya dejamos de comprender a Thana para empezar a juzgarla. Esta movida refuerza el final donde la protagonista pega la vuelta y la vemos como una víctima otra vez a pesar de los sucesos que ocurren durante la fiesta de Noche de Brujas. En una simple toma -y con una descarnada mirada de la excelente Zoe Lund- Thana vuelve a ser el resultado de una situación de violencia machista que ella resolvió de una manera que supuso correcta. 


Hoy, Ms. 45 todavía sigue funcionando porque se aleja bastante de ser una película de venganza reinvidicadora de la justicia por mano propia. Hay una mirada áspera de Ferrara -la misma mirada que utilizaría en A Bad lieutenant (1992)- pero al mismo tiempo humana y cuestionadora. Un clásico no tan reivindicado de los '80 para ver y revisar.

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