Ai no borei (Nagisa Oshima, 1978)





Oshima abandona el sexo explícito que estructuraba Ai no korida (1976) para explorar un erotismo tal vez más intenso que su antecesora mezclando de manera efectiva a James M. Cain con Edgard Allan Poe.





Seki (Kazuko Yoshiyuki) es una cuarentona que trabaja en un bar y está casada con Gisaburo (Takahiro Tamura) un esforzado tirador de rickshaw. Seki recibe la visita y atenciones de Toyoji (Tatsuya Fuji) un joven veinte años menor con quien le termina siendo infiel a su marido. Después de que Toyoji le rasure el pubis, le propondrá matar al marido. Seki acepta y junto Toyoji ahorcan a Gisaburo para luego arrojar el cuerpo en un pozo de agua abandonado. La pareja de asesinos decide dejar de verse para no levantar sospechas mientras Seki hace correr la voz que su marido está en Tokio. Tres años después, el excéntrico inspecto Hotta (Takuzo Kawatani) comenzará a investigar la desaparición de Gisaburo mientras el fantasma del marido atormentará a Seki al punto de enloquecerla y poner en riesgo el secreto que comparte con Toyoji.


Oshima con total naturalidad pasa de los códigos del cine negro al fantástico y va entrelazando ambos géneros en un tejido que enreda  el erotismo, la culpa y la tragedia en un triángulo perfecto. Incluso se permite algunos momentos cómicos con el inspector Hotta que parece inspirado en Columbo. Sin embargo, el erotismo del inicio y los momentos graciosos van a desembocar en un desenlace más violento y sádico que el asesinato cometido por Seki y Toyoji que pasan a convertirse en mártires por el desmesurado castigo que reciben para que confiesen. 


Ai no borei también se reserva comentarios sobre el rol de la mujer en esa aldea donde, siempre sonrientes, las mujeres prácticamente le deben placer y obediencia al hombre sin importar lo que el hombre desee. Incluso la infidelidad de Seki con Toyoji se inicia con una violación. Este hecho violento luego será parte del juego sexual de los dos amantes, donde la mujer jamás abandona el rol sumiso dentro de la relación y creerá que el asesinato es una manera de liberarse.



Menos hermética que Ai no korida (1976), pero igual de perturbadora,  Ai no borei merece tener el mismo reconocimiento de aquella, además de rescatarla del olvido.










Filmografía de Nagisa Oshima hasta Ai no borei


1959-Ai to kibo no machi
1960-Seishun zankoku monogatari; Taiyo no hakaba; Nihon no yoru to kiri
1961-Shiiku
1962-Amakusa Shiro Tokisada
1965-Etsuraku
1966-Hakuchu no torima
1967-Ninja bugei-cho; Nihon shunka-ko; Muri shinju: Nihon no natsu
1968- Koshikei; Kaette kita yopparai
1969-Shinjuku dorobo nikki; Shonen
1970-Tokyo senso sengo hiwa
1971-Gishiki
1972-Natsu no imoto
1976-Ai no korida





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