Nicholas and Alexandra (Franklin J. Schaffner, 1971)

 



Los últimos zares rusos hasta que llegó la Revolución se convirtieron en mártires tras ser asesinada toda la familia Romanov como castigo ejemplificador por sus actos sanguinarios. A raíz de este hecho, se generó el mito que la princesa Anastasia logró escapar del asesinato y vagaba sin memoria por Rusia como una pordiosera. Justamente, Anastasia (Anatole Litvak, 1960) es la que cuenta este relato.



En este caso, Franklin J. Schaffner -quien venía del éxito de Planet of the Apes (1967) y Patton (1970)- realiza una película de más de tres horas para narrar los últimos días del zar Nicholas (Michael Jayston) y su esposa Alexandra (Janet Suzman) junto a sus hijas Olga (Ania Marson), Tatiana (Lynne Frederick), Marie (Candace Glendenning) y la mítica Anastasia (Fiona Fullerton) y su hijo Alexis (Roderic Noble), en una Rusia de hambre debido a la mala decisión de Nicholas de pretender iniciar una guerra que económicamente significa la ruina del país y para la cual no tiene apoyo popular. Mientras la miseria genera resquebrajamientos en la sociedad rusa comienzan a tener peso tres figuras emblemáticas de la revolución como Lenin (Michael Bryant), Trosky (Brian Cox), Stalin (James Hazeldine) y Kerenski (John McEnery) quiénes encabezarán un descontento social que obligará al zar Nicholas Romanov a renunciar, extendiendo esta renuncia a su hijo Alexis aquejado de una hemofilia severa que le impediría asumir como zar. Luego de la Revolución, la familia Romanov va ser considerada presa política y serán trasladadas de ciudad en ciudad  hasta que decidirán su fusilamiento.


La primera parte de la película es una exhaustiva descripción de la vida cotidiana de la familia Romanov. Con acierto, se describe las características de los integrantes de la familia y el débil carácter de Nicholas, que es lo que terminará con su gobierno. Durante la segunda parte, la película ya decididamente ingresa en el terreno político, y es cuando el ritmo interno de la película se robustece, y los personajes (tanto la familia del zar, como los comisarios políticos, como el entorno) se relacionan de manera violenta, tensando las cuerdas que piden a gritos un final para la situación.


Película casi quirúrgica, Schaffner, lejos de pretender la espectacularidad a lo David Lean, le interesa menos filmar multitudes (hay algunos momentos de movimientos de masas que si bien son contundentes no es lo más destacable de la película) para prestarle más atención a la intimidad de la familia Romanov. Pero además, Schaffner es conciente de la importancia histórica que relata y no busca empatizar con ninguno de sus personajes, sino explicar su lugar y responsabilidad dentro de ese período histórico que se va desarrollando con sus idas y vueltas hasta el perturbador final.


Nicholas and Alexandra es una realización muy interesante, olvidada o directamente desconocida. y sin embargo tiene suficiente méritos como para considerar su visión.

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