Flesh + Blood (Paul Verhoeven, 1985)

 

Martin (Rutger Hauer) es un guerrero que se ve traicionado por el Rey a quien defiende. Despechado, arma su propia guerra que lo llevará a apoderarse de un castillo y enamorarse de la princesa Agnes (Jennnifer Jason Leigh) que es la prometida de Steven (Tom Burlinson) hijo del rey que lo traicionó. Steven, junto al ejército de su padre, intentará rescatar a Agnes capturada en el castillo pero Martin con su grupo resistirá hasta el último aliento.

Lo interesante de la película de Verhoeven (más allá de lo físico y la violencia que despliega) es el conflicto de clases que está presente todo el tiempo incluso en lo sexual. Agnes goza con la sexualidad  de Martin pero no puede dejar de verse como una princesa que merece un príncipe. El grupo que encabeza Martin también son tratados por el Rey como personas descartables, útiles solamente como combatientes. Ni siquiera merecen un trato deferencial por su lealtad.

Este conflicto de clases deriva también entre la brutalidad de la lucha física y la intromisión del intelecto como un arma más de combate. Steven, gracias sus conocimientos de ingeniería que puede obtener por su condición social, genera una cantidad de armas de ataques y artimañas que sirven para engañar sus eventuales contrincantes. Mientras Martin tiene una mirada llana del mundo, Steven descubre siempre nuevas posibilidades.

Todas estas disyuntivas tienen como telón de fondo un período histórico brutal representado de manera impresionante con el parto, la muerte y el entierro del bebé de Celine (Susan Tyrell). En este momento, Verhoeven logra un notable equilibrio entre la sordidez, el pudor y el dramatismo sin caer en ningún momento en el morbo.

Película de una violenta belleza, con una estética que la emparenta con el Conan, the barbarian (1981) de John Milius, es una de las mejores películas del director.

Filmografía de Paul Verhoeven hasta Flesh + Blood 

1971- Wat zien ik

1973- Turks fruit

1975- Keetje Tappel

1977- Soldaat van Oranje

1980- Spetters

1983- Da vierde man