Bairoletto, la aventura de un rebelde (Atilio Polverini-Sebastián Larreta, 1985)







Juan Bautista Bairoletto (Arturo Bonín), un chacacero algo díscolo, termina matando a un policía en un baile por un asunto de polleras y se convierte en un fugitivo que se mantiene gracias al robo de estancias. 






Después de que Leonardo Favio fundara el género de héroe trágico gauchesco con Juan Moreira (1972),  Atilio Polverini y Sebastián Larreta, ya en los '80, suman una obra a este sub-género y deciden ponerse del lado de Bairoletto desde el momento en que este baila con Dora (Luisina Brando) y asesina al policía. Sin embargo, la película no explica esa empatía con el personaje ni las motivaciones del bandolero. Algo que sí ocurre con el Comisario Santamarina (Raúl Florido) e incluso con el preso borracho (Franklin Caicedo) que se transforma en una voz narradora representando la voz del pueblo.


El único momento que justifica la empatía por el personaje es cuando Bairoletto llega a un rancho luego de un robo y le deja parte del botín a una madre que cuida a un bebé junto a un viejo enfermo. No hay más gestos similares: tal vez en la peor escena de la película, Bairoletto puede preguntarle a una mujer recién violada por el dinero del esposo  aunque repudie lo que sus cómplices le hicieron a la mujer. De paso, tampoco se entiende demasiado el origen de la banda y sus integrantes; hay un momento donde el personaje de El Científico (Rudy Chernicoff) -algo así como un capataz de estancia a las órdenes de un terrateniente (Augusto Larreta)- abandona todo para seguir a Bairoletto para después transformarse sorpresivamente en un asesino sanguinario. 
 

En definitiva, Bairoletto apenas ilustra a su personaje principal pero curiosamente sus perseguidores tienen más relieve que el rebelde que se pretendió retratar.



Avance para TV




Comentarios

Entradas populares