7 soles (Pedro Ultreras., 2008)

 



El Negro (Gustavo Sánchez Parra) es un coyote que quiere abandonar su trabajo. Además de pasar gente a través del desierto mexicano hacia EEUU., también trafica droga; algo que es sospechado por su jefe que le pone un espía El Gavilán (Luis Ávila) para que le confirme la sospecha. El Negro y El Gavilán entonces comenzarán un nuevo trabajo que consistirá en pasar a Ramona (Evangelina Sosa) y sus dos hijos, junto a un viejo con dos jóvenes, una madre con un bebé y una pareja. Las cosas comienzan a complicarse cuando el viejo se quiebra el pie, El Negro decide dejarlo atrás y uno de los muchachos le recrimina que no puede dejarlo ahí a la buena de Dios. Para terminar la discusión, El Negro le clava un cuchillazo al muchacho dejándolo que agonice junto al viejo. En tanto, Ramona se enferma porque olvidó cargar las pastillas para su diabetes mientras el desmadre llega cuando El Negro se dé cuenta de que su jefe decidió abandonarlo a su suerte y tendrá que desviar el camino lo que estirará las jornadas de caminata por el desierto. 


Ópera prima con buenas intenciones con momentos interesantes y otros un tanto pueriles que no deja muy claro los motivos que llevan a los personajes a largarse por el desierto. Más allá de que Ramona y sus dos hijos son los que disparan el relato cuando el marido de Ramona contrata el servicio del equipo de El Negro, no queda muy claro la situación económica o social de Ramona ni del resto de los integrantes de la caravana como para justificar semejante via crucis.


Sin lugar a dudas, Gustavo Sánchez Parra es el que lleva adelante la película y es el que muestra más naturalidad y disimula los baches que resienten a varias de las escenas. Pero a favor de 7 soles está el uso del entorno que hace verosímil el camino por el desierto y es un logro notable de una película que está dedicada a aquellos que perdieron la vida durante ese trayecto. 



Avance cinematográfico











Comentarios

Entradas populares