Wong Gok ka moon (Wong Kar-Wai, 1988)




Wah (Andy Lau), un matón de poca monta, recibe la visita de su prima Ngor (Maggie Cheung), quien carga con una enfermedad a los pulmones y está en la ciudad para hacerse atender. Wah tiene tres hermanos, pero uno con pocas luces -Fly (Jackie Cheung)-, al que todo el tiempo tiene que responder por èl para que, directamente, no lo maten. Por supuesto, Wah y Ngor nace una relación que se verá interrumpida por el regreso de la prima a su ciudad y la suicida provocación de Fly con el jefe de una banda que busca posicionarse en el bajomundo. Tanto Wah como Fly recibirán una golpiza que dejará a Wah destruído y a Fly al borde de la muerte pero también les dará respeto. Cuando todo parece encaminado, Wah va a buscar a la Ngor mientras Fly acepta convertirse en un kamikaze para asesinar a un soplón custodiado por la policía. Uno de los hermanos lo alertará a Wah que el Fly va a hacer algo peligroso y Wah saldrá a salvar a su hermano una vez más dejando atrás a Ngor..


Película que toma como modelo Mean Streets (Martin Scorsese, 1973) pero con toda la estética recargada de los años noventa (luces azules, música derivada del Jan Hammer de Miami Vice), Wong Gok ka moon tiene momentos con riesgo (la versión casi completa de Take my breath away en coreano es todo un segmento casi místico), sumados a una violencia prestada de Ferrara y a un romanticismo que pareciera homenajear a John Woo. 


Sin embargo, todo esto esta mezcla no redunda en un equilibrio. Todo lo contrario: Wong Gok ka moon termina por convertirse en un pastiche antojadizo con baches en la fluidez del relato que se recompone de a ratos.  Aún así, la película tiene cierta desfachatez celebratoria que contagia y se sostiene gracias a la química entre Maggie Chaung y Andy Lau. 

Una película con todos los aciertos y las falencias de una opera prima.



Avance cinematográfico




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