Blood Work (Clint Eastwood, 2002)




Terry McCaleb (Clint Eastwood) es un policía desafiado por un asesino serial quien le deja en cada escena del crimen un código de números imposible de descifrar. En una escena del crimen, el asesino se encuentra entre los curiosos que ven el trabajo de investigación de la policía y cuando McCaleb es reporteado por los periodistas, lo reconoce por unas zapatillas manchadas de sangre. McCaleb inicia una persecución a pie que termina cuando le pega un tiro en la pierna al asesino mientras èl sufre un infarto. Dos años después, McCaleb -ya fuera de la fuerza y viviendo en un barco amarrado a un muelle cuyo vecino es Jasper Noone (Jeff Daniels), un hombre que vive de rentas- es controlado por la doctora Fox (Anjelica Huston) luego de un trasplante de corazón. De golpe, aparece Graciella Rivers (Wanda de Jesus) quien resulta ser la hermana de una mujer cuyo corazón es el que le trasplantaron a McCaleb. La hermana de Graciella resultó asesinada durante un supuesto robo y cuando McCaleb empieza a investigar esa muerte cuando vuelve a aparecer en escena el asesino del código.


El inicio de la película remeda a la estética de Dirty Harry (Don Siegel, 1971) y el mismo McCaleb también se presenta como un Harry Callahan que pronto se mostrará frágil cuando tiene un ataque al corazón. Luego del prólogo, Eastwood se viste como un policía jubilado, con bolsito incluído, mientras deambula entre escenas de crímenes y tiene un romance un tanto turbio con la hermana de la mujer cuyo corazón le trasplantaron. Todas estas situaciones están hilvanadas con la habitual elegancia de Eastwood para hacer avanzar la historia sin apuro y con momentos de tensión oportunos.


El problema que tiene Blood Work desde el inicio es que Eastwood no puede evitar que la edad le juegue en contra a lo que se propone contar. Si la suspensión de la credibilidad era uno de los logrados pilares que beneficiaba a Space Cowboys (Clint Eastwood, 2000), aquí se hace insostenible y termina por provocar risa más que inquietud: la persecución inicial, la escena donde ataca a balazos a quien lo persigue (aunque un tanto disimulado) donde McCaleb se revuelca por el piso como si tuviera treinta años. Todo esta mala relación con la edad provoca tal distanciamiento que el resto de la película no puede remediar y la convierte en superficial y fallida: la relación de McCaleb con el detective Arrango (Paul Rodriguez) amenaza con ser graciosa, pero no llega a concretarse; el momento muy ridículo donde McCaleb en plena camilla, atendido por la Dra. Fox y secundado por Graciella, resuelven una incógnita del caso; el cuerpo extraño que es el vecino Jasper Noone, tan poco desarrollado que parece parte del decorado 

Una película floja, sin pena ni gloria, que pareciera que tampoco interesaba mucho redondearla.

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