Yokomichi Yonosuke (Suichi Okita, 2012)




Yonosuke (Kengo Kora) es un japonés de clase media que va a estudiar a la Universidad. Allí conocerá a distintas personas que modificarán la personalidad de Yonosuke y la experiencia de vida de ellos. Ya de adultos, los compañeros recordarán a Yonosuke con algo de nostalgia.





Más allá de dos problemas que pronto se olvidan como el cambio fuerte de personalidad de Yonosuke (que pasa de la formalidad a lo grotesco sin mucha justificación) y su desenlace, la película logra un tono ameno sin golpes bajos ni sordidez donde importan más las relaciones humanas que sus logros personales. Si bien hay cierta anomalía entre el lugar donde se desarrolla la acción (la Universidad) y la personalidades demasiado aniñadas de los conocidos de Yonosuke -excepto la de Sakura (Mei Kurokawa), la ex novia de Yonosuke-, la película encuentra en esa ingenuidad una manera de anticipar el desconcierto de la adultez que los conocidos de Yonosuke recorren con una vida establecida. 











La novia de Yonosuke también anticipa la adultez pero está vez de una familia adinerada y sin preocupaciones. Sin embargo, la madurez de Yonosuke entra de manera intempestiva desde la fotografía. Y es intempestivo porque depende de la aparición de un vecino que vivió encerrado en su departamento hasta que Sakura le golpea la puerta para entregarle un regalo que le dejaron por error a su novio. 




Para la película y sus conocidos, Yonosuke sólo vive en el recuerdo. La película no cuenta los motivos de la separación de su novia (aunque se intuyen),  como tampoco cuenta -pero también se intuye y luego se confirma- la homosexualidad del amigo de Yonosuke que Yonosuke toma con sorpresa pero sin rechazo.


Una película que sin ser extraordinaria, deja un buen recuerdo.

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