Flags of our fathers (Clint Eastwood, 2006)
Ira (Adam Beach), John (Ryan Phillipe) y Rene (Jesse Bradford) son tres soldados de regreso a EEUU después de darse a conocer la foto de un grupo de soldados izando un mástil con la bandera estadounidense en la conquistada en la isla de Iwo Jima. Los soldados son aprovechados para una gira que incentiva la compra de bonos de guerra mientras se verán mezclados con secretos del frente que los Altos Mandos no quieren dar a conocer, la depresión del soldado Ira y el negocio de la guerra.
Clint Eastwood (1930) no le tiene simpatía a las instituciones gubernamentales y eso se nota en el constante machaque de la inutilidad de la guerra y en el minucioso desmantelamiento de la mentira de la foto en el monte de Iwo Jima que se vuelve icónica. Pero al mismo tiempo, tanto la mentira gubernamental como el sin sentido de la guerra termina por exterminar cualquier sentimiento humano y coloca al hombre frente a un conflicto moral que lo destroza como ocurre con Ira quien prefiere volver al frente antes de continuar con la farsa.
Elegir alternar las voces mediante un entrevistador (el hijo de uno de los soldados), rompe un poco la narrativa porque este personaje queda como un elemento decorativo y demasiado ajeno al cuerpo de una película donde no hacía falta ese subrayado sobre la verdad de lo que ocurrió y la ficción que se montó. Como tampoco era necesario el despliegue de las batallas que remite a Saving Private Ryan (Steven Spielberg, 1997), algo que en Letters from Iwo Jima Eastwood decide omitir y logra así una película màs redonda que Flags of our fathers.
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