Invictus (Clint Eastwood, 2009)
Cuando liberan a Nelson Mandela (Morgan Freeman) -preso varios años por una condena injusta-, se presenta para presidente de Sudáfrica y, por supuesto, gana. Mandela hereda una sociedad partida en dos por el apartheid, la pobreza y varios asuntos urgentes. Con el fin de comenzar por la unión de todos los sudafricanos, Mandela manda a llamar a Francois Pienaar (Matt Damon), capitán del equipo de rugby sudafricano Springbooks para proponerle que trabaje desde el deporte por la unidad de todos los sudafricanos durante el mundial de Rugby. Así, Pienaar -hijo de una familia que no tiene en buena estima a Mandela- comienza a trabajar la moral desde el equipo para ganar la unión y, en especial, el mundial.
Clint Eastwood (1930) llena de apuntes la película que construyen una pintura total donde se describe el problema sudafricano con respecto a la colonización que derivó en racismo y en la persecución a Mandela por luchar por la liberación Sudafrica y para que el pueblo entienda su condición de colonizado. Un ejemplo de estos apuntes es un momento muy fugaz, previo a la final entre los All Blacks y los Springbooks del Mundial de Rugby, cuando Mandela le propone una apuesta al presidente de Australia y este último retruca: "Todo su oro por nuestras ovejas". En este intercambio ¿jocoso? está la mirada colonizadora de Australia y el saqueo a un continente que Mandela pretendió revertir.
Y como a Eastwood no le interesa construir una película histórica desde el bronce, para reflejar la victoria cultural de Mandela, Invictus se detiene en un grupo de chicos pobres que cambiaron el fútbol por el rugby, el deporte de élite por excelencia. Eastwood no quiere entrar en más detalles para que quede como última reflexión que lo imposible no parece serlo tanto.
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